El 9 de enero de 1755, el rey Fernando VI firma el Decreto por el cual concede el título de Ciudad a la hasta entonces villa de Santander. El año anterior, S.S. Benedicto XIV, mediante una Bula, erige en Catedral la iglesia de la Abadía de los Santos Cuerpos, paso indispensable para que Santander pudiera erigirse como cabeza de Obispado. Esto era el paso previo definitivo para que la villa pasara a ser ciudad.