lunes, 4 de agosto de 2014

El escudo de Santander (I)


Si en artículos anteriores hemos hablado de los escudos de Santander que podemos ver repartidos por la ciudad en fachadas, monumentos, etc., ahora vamos a hablar del escudo en sí, de los elementos que podemos ver en él.

En la parte superior del escudo están las cabezas de San Emeterio y San Celedonio, los santos patronos de la ciudad. Emeterio y Celedonio, se cree que eran hermanos, fueron dos soldados romanos en la ciudad de Calagurris Nassica Iulia, actual Calahorra (La Rioja) en el siglo III durante las persecuciones de Diocleciano. Como profesaban la fe cristiana fueron encarcelados y obligados a renunciar a su fe pero, como no lo hicieron, fueron torturados y decapitados. A partir de este punto la leyenda se mezcla con la historia y se cuenta que las cabezas de los dos fueron depositadas en una barca de piedra en el río Ebro que, lejos de hundirse, flotó y siguió el curso del río hasta desembocar en el Mediterráneo, rodeó la Península Ibérica y llegó a Santander. Al llegar la barca a la bahía atravesó una roca y quedó varada en la playa, donde las cabezas fueron recogidas por los habitantes de la villa y escondidas.


Se dice que la recordada roca de La Horadada es la que atravesó la barca de piedra, formando el arco que se llevó un temporal hace unos años.

Durante la Edad Media las cabezas fueron despositadas en los restos de un horno de un primitivo asentamiento romano que hubo donde hoy está la Catedral. En el siglo XVI se recuperaron en unas reformas y fueron protegidas con sendos relicarios de plata y depositadas en la iglesia del Santísimo Cristo, donde se encuentran hoy en día.


Actualmente, San Emeterio y San Celedonio son patronos de Santander y de su diócesis, de San Pedro del Romeral y de Calahorra, en cuya catedral se conservan sus cuerpos. Fueron declarados patronos de la diócesis de Santander por Pío VI el 30 de septiembre de 1791 a petición del obispo Menéndez de Luarca. Su festividad se celebra el 30 de agosto y tienen sendas calles dedicadas en Santander (calles San Emeterio y San Celedonio). Entre las calles Los Acebedos y Vía Cornelia está el grupo de viviendas "Santos Mártires", construidas después del incendio de 1941 para acoger a los primeros realojados que perdieron sus viviendas en el mismo. Se dice que el nombre de Santander procede del latín Sancti Emeterii, que derivó en Sant Emeter y con el tiempo en Santander.

En el escudo también se puede ver la Torre del Oro de Sevilla, el río Guadalquivir, un barco y una cadena rota. Esta escena recuerda la reconquista de Sevilla en 1248. En 1247 el rey Fernando III encarga a Ramón Bonifaz el apresto de una flota para, en coordinación con el ejército del rey, reconquistar Sevilla. Una vez construidos y armados los barcos en los puertos de las Cuatro Villas (Castro Urdiales, Laredo, Santander y San Vicente de la Barquera), donde también consiguió la tripulación, Bonifaz se puso rumbo al sur. A su paso por Galicia se le unieron más barcos con sus respectivas tripulaciones. En total, Bonifaz disponía de 13 naves a vela y 5 galeras movidas a remos. Uno de los barcos era el Carceña, construido en Santander y capitaneado por el propio Bonifaz, y otro era el Rosa de Castro, construido en Castro Urdiales y capitaneado por Ruy González.

Una vez hubo llegado a la desembocadura del Guadalquivir la flota remontó el río apoyada por la caballería desde la margen izquierda, consiguiendo dominar el curso del río hasta cerca de Sevilla. El paso siguiente era la ruptura del puente-barrera que unía las dos riberas del río, Sevilla con Triana. En realidad era una serie de barcas unidas por fuertes cadenas, a modo de pasarela, que permitían el paso de suministros. La idea era lanzar los barcos contra la barrera un día de viento y marea favorables. Ese día fue el 3 de mayo de 1248. Bonifaz preparó sus dos naves más gruesas reforzando su proa y las lanzó a toda vela contra el puente. El primer barco, mandado por Ruy González, impactó contra la barrera pero no consiguió su objetivo. El segundo barco, mandado por el propio Bonifaz, impactó contra las cadenas y consiguió partirlas, rompiendo la barrera, lo que impidió que las fuerzas moras recibieran suministros. Las fuerzas cristianas cercaron Sevilla y Triana e impidieron la navegación de las naves moras. Al verse cercado y sin poder recibir ayuda ni suministros el rey moro Axataf rindió la ciudad de Sevilla a los cristianos el 23 de noviembre de 1248.

A raíz de este hecho, Fernando III nombró a Bonifaz Almirante de Castilla, siendo el primer almirante de España, y concedió a la villa de Santander el privilegio de que en su escudo figuren el río Guadalquivir, la Torre del Oro, las cadenas y la nave que las rompió. En la iglesia de Santa María de la Asunción de Laredo se conserva un fragmento de la cadena.

En Santander, al final de la Alameda de Oviedo, en Cuatro Caminos, hay un monumento que recuerda la reconquista de Sevilla por la flota mandada por Ramón Bonifaz.



En el escudo de Cantabria también aparecen las cabezas de San Emeterio y San Celedonio, así como el río Guadalquivir, la Torre del Oro, el barco y las cadenas. La escena de la Reconquista de Sevilla representa la actividad de la Cantabria marítima, mientras que las cabezas de los Santos Mártires representan la unidad del territorio bajo su patronato.


El escudo de Santander (II)


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