miércoles, 30 de marzo de 2016

Un poco de historia (XLVII)

El Pasaje de Peña ("el túnel")

A partir de mediados del siglo XIX, cuando ya funcionaban a pleno rendimiento el muelle de Maliaño y las estaciones de ferrocarril, y la ciudad empezaba a crecer por su vertiente sur, sobre todo en las calles Calderón de la Barca, Méndez Núñez y Cádiz, se hizo evidente que era necesario comunicar el centro de la ciudad con la plaza de las Navas de Tolosa, ya que la Rampa de Sotileza aún no existía (se abrió en 1887). La única forma de ir del centro a dicha plaza era dando un gran rodeo por la calle Calderón de la Barca. Por ello, en 1882 se plantea la construcción de un túnel que comunicara la calle Atarazanas con la plaza de las Navas de Tolosa. El mismo partiría de la calle Cuesta e iría por debajo de las calles Rúa Mayor y Rúa Menor. Sin embargo, el proyecto no fue aprobado.

Inicio de las obras del túnel (boca norte, 1936)

Años más tarde, ya en el siglo XX, se retoma la idea de comunicar el centro con la zona portuaria y las estaciones. En esta ocasión se consideró un trayecto más corto, por lo que el Ayuntamiento decidió que el mejor lugar era un espacio que había libre junto al edificio en el que estaban los recordados "Almacenes Simeón". En este caso el túnel pasaría bajo la calle Alta. En 1936 el alcalde, Ernesto Castillo Bordenabe, "el piqueta", ordena el inicio de las obras del que sería el "Túnel del Pueblo". Las obras las llevaron a cabo brigadas de obreros voluntarios. Sin embargo, la Guerra Civil supuso la paralización de las mismas.


Obras de construcción del túnel (boca sur)

Terminada la Guerra, el ministro de Obras Públicas, Alfonso Peña Boeuf, ordena, en 1940, el reinicio de las obras, ya que las consideraba beneficiosas para la ciudad y la provincia. Las obras las llevó a cabo la empresa San Román. Las piedras y la tierra resultantes de la excavación sirvieron para el relleno del muelle de Maliaño. Tras un duro trabajo, en 1943 fue inaugurado el túnel. El nombre de "Pasaje de Peña" le fue puesto como homenaje al ministro.

Inauguración del "Pasaje de Peña" (boca norte, 1943)

El túnel mide unos 200 metros y describe una suave curva. En sus dos bocas está coronado por el escudo de Santander tallado en piedra junto al nombre, grabado en la piedra. Sus paredes están decoradas con murales pintados por los alumnos de diversos colegios e institutos de Santander. Pese a que su nombre oficial es Pasaje de Peña, en Santander todos lo conocemos como "el túnel". Sobre el túnel, en su lado norte, está situado el parque de Juan José Ruano.

Pasaje de Peña (boca norte, años 40-50)


El Pasaje de Peña en la actualidad

 

jueves, 17 de marzo de 2016

Un poco de historia (XLVI)

La plaza del Príncipe

En el grabado de Braun se puede ver una pequeña ensenada junto a la Puerta de la Mar, de la muralla que rodeaba la entonces villa de Santander. En esa ensenada estaban el Muelle del Cay y algunas casonas hidalgas en la parte de Tableros. En el siglo XVIII se terraplenó el lugar y empezó a ser conocido como Las Herrerías. Debido al auge que iba teniendo el comercio en Santander, por el paso de villa a ciudad, cada vez eran más los comerciantes que establecían sus despachos y almacenes en el Muelle, junto a los barcos atracados. En el terreno de Las Herrerías se construyó el edificio para la Real Aduana, según una disposición de Carlos III de 1786. El mismo lindaba, al sur, con la calle de La Ribera y al norte con la calle Tableros, antigua rúa de Don Gutierre, que descendía bruscamente en unos terrenos que quedaron sin urbanizar. El edificio de la Aduana se destruyó en el incendio de febrero de 1941.

Edificio de la Aduana destruido en el incendio de 1941

Cuando se construyó la Aduana el espacio que quedó detrás fue denominado Plaza de la Aduana. A mediados del siglo XIX se empiezan a trasladar las casas de los pescadores del Cabildo de Abajo a la calle de La Mar, se colocan bancos y se construye una pequeña alameda que desembocaba en la calle de los Mártires. A la plaza se le denominó "plazuela" por su pequeño tamaño, y en 1862 recibió el nombre de "del Príncipe" en honor del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II. Sin embargo, cuando Isabel II es destronada en la Revolución de 1868, se le cambió el nombre por el de Plaza del Progreso, hasta que en 1874, con la Restauración, al ser Alfonso coronado rey como Alfonso XII recobró el nombre de Plaza de la Aduana, aunque la gente la seguía llamando "del Príncipe", nombre con el que se quedó definitivamente, pese a que en 1921 fue denominada "de Eduardo Dato".


Plazuela del Príncipe (1900)

Para solucionar el grave problema que tenía Santander de suministro de agua potable, a mediados del siglo XIX se decidió un plan para construir nuevas fuentes, conducciones y alcantarillado, lavaderos públicos, establecer depósitos de agua y abrevaderos, etc. Uno de los puntos de dicho plan era la construcción de una fuente en la plaza de la Aduana alimentada con aguas del manantial del Río de la Pila. La fuente que se construyó la diseñó un arquitecto que no debía tener el menor sentido artístico ya que la gente, desde el primer momento, la denominó "la fuente del monstruo", nombre con el que pasó a la historia.

Plazuela del Príncipe (1905)

En 1834 se habilitó como teatro un almacén que hacía esquina con la calle de La Puntida, "un coliseo de verdad, con lunetas, palcos y tendidos de asientos en la planta baja, donde se cumplía la prescripción reglamentaria de la separación de sexos". Este teatro funcionó hasta que se construyó el Teatro Principal, en 1839, en la cercana calle Arcillero.

La plaza tenía forma irregular. Detrás de la primera manzana de casas del Muelle se construyeron otras dos que aún existen, aunque una de ellas sufrió una reforma en su traza. En sus bajos abrió el comercio "Ródenas". Después del incendio de 1941 fue ocupado por el Instituto Nacional de Previsión (antecesor del INSALUD) hasta que se trasladó a su sede en la avenida de Calvo Sotelo, instalándose en el local la recordada cafetería "Lago". Hoy lo ocupa una conocida firma de ropa.

A la plaza se podía acceder desde el paseo de Pereda por una pequeña calle junto al edificio de la Aduana, la rampa con algunos escalones en que terminaba la calle de La Blanca, una escalinata que daba acceso a la calle Tableros (como se puede ver en la siguiente imagen), las calles Santos Mártires, Calderón y Hernán Cortés.

Dibujo de la plazuela del Príncipe

En su vertiente oeste la plaza describía una curva que fue aprovechada para el trazado del "tren de Gandarillas", que partía de la calle Hernán Cortés. El tren llegaba por la calle Calderón (actual Ataúlfo Argenta) y en la plazuela del Príncipe tomaba la curva para entrar en la calle Hernán Cortés, como se puede ver en el dibujo superior.



La plazuela del Príncipe después del incendio de febrero de 1941

En febrero de 1941 la plazuela del Príncipe vivió el momento más trágico de su historia al ser destruidos casi todos sus edificios por el incendio que asoló Santander. Pese a ello, hizo de cortafuegos e impidió que el incendio se extendiera hacia el este. Durante la reconstrucción de la ciudad en ella se instalaron algunos de los barracones en los que se establecieron los comercios destruidos por el fuego.

Construcción de la actual plaza de Velarde

En la foto superior se puede ver, arriba a la izquierda, la plaza del Príncipe con los barracones. Los edificios que se ven siguen existiendo en la actualidad. Después del incendio, la plaza perdió su condición de tal y pasó a ser un simple acceso a la plaza de Velarde. Hace unos años, durante las obras de reforma de las plazas de Velarde y del Príncipe, en ésta se descubrió un refugio antiaéreo, en perfecto estado de conservación, del que no se tenían datos. Hoy se puede visitar y la plaza es un pequeño y bonito rincón de la ciudad.


La plaza del Príncipe en la actualidad


Un poco de historia (XLVII). El Pasaje de Peña ("el túnel")
Un poco de historia (XLV). Calles de origen militar