Ana de Austria desembarca en Santander
En 1570 la archiduquesa Ana de Austria (1549-1580), hija de la emperatriz María de Austria (1528-1603) y del emperador Maximiliano II (1527-1576), contrajo nupcias con su tío Felipe II (1527-1598), rey de España y hermano de María de Austria, después de recibir la dispensa papal de Pío V debido a su consanguinidad. Felipe II quedó viudo dos años antes cuando su esposa, Isabel de Valois, murió en el parto de su hija Catalina Micaela.
Aunque era española (nació en Cigales, Valladolid), Ana de Austria residía en Austria desde pequeña y desde allí se desplazó a Flandes, donde embarcó en el navío San Felipe para trasladarse a España. El navío iba acompañado de una pequeña armada de 30 barcos de guerra y algunos mercantes. El San Felipe zarpó el 24 de septiembre de 1570 del puerto de Flessinga rumbo al puerto de Laredo, ya que se consideraba que era el mejor
acondicionado y la duración del viaje desde Flandes era menor. También se tuvo en
cuenta que las comunicaciones con la Meseta desde Laredo eran más cómodas. Por este motivo, desde primeros de septiembre se encontraba en Laredo Gaspar de Ortiz, Alcalde de Casa y Corte de Felipe II, junto a otros oficiales de la Corte, preparando el recibimiento, el alojamiento y el abastecimiento de toda la comitiva. También se desplazaron a Laredo Gaspar de Zúñiga y Avellaneda, arzobispo de Sevilla, y Francisco de Zúñiga y Sotomayor, IV duque de Béjar. Fueron en nombre del Rey a recibirla, servirla y acompañarla en su viaje por España.
En previsión de que la flota no pudiera arribar a Laredo también se organizaron preparativos en Castro Urdiales, Santander y San Vicente de la Barquera, las Cuatro Villas de la Costa de la Mar.
Ana de Austria
(Alonso Sánchez Coello, 1571)
Durante la travesía el tiempo empeoró y, ante la imposibilidad de llegar a Laredo, la armada arribó a Santander el día 3 de octubre por la tarde. Cuando en Laredo se supo que la armada se dirigía a Santander, el arzobispo de Sevilla hizo notar que "es imposible en Santander poder su majestad ser servida, ni la gente que con ella viene regalada, ni proveída como conviene... y porque en lo del aposento no es posible por la brevedad de la venida de su majestad tener en Santander, ni poder cumplir nosotros con lo que vuestra majestad nos tiene mandado".
Pese a que se había previsto esta situación, la llegada de la armada cogió por sorpresa a las autoridades locales. La futura reina, bajo un palio con dosel de terciopelo negro y tafetanes amarillos, fue recibida por los canónigos de la colegiata de los Santos Cuerpos y por los frailes del convento de San Francisco, que portaban cruces y cantaban un Te Deum laudamus. Los vecinos embellecieron la villa en la medida de sus posibilidades y la futura reina se alojó en la casa de Lope de Quevedo y Hoyos, un destacado miembro del Concejo de la villa, situada en la calle del Arcillero, durante los días que duró su estancia en Santander.
Ana de Austria salió de Santander el 14 de octubre hacia Burgos, donde fue recibida con todo el fasto debido, lo que no pudo hacerse en Santander, el primer lugar que pisaba de su nuevo reino.
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