El 15 de febrero de 1941 se inició el incendio que destruyó todo el centro histórico de Santander. El fuego se inició en el número 20 de la calle Cádiz y, debido al fuerte viento sur que soplaba esos días, se fue extendiendo saltando de tejado en tejado o entrando por las ventanas. El fuego pudo ser extinguido finalmente tres días después en la calle Sevilla, pero los últimos rescoldos que quedaban bajo los escombros fueron apagados quince días después. En contra de lo que pueda parecer, sólo hubo una víctima mortal: Julián Sánchez, bombero de Madrid, al que le cayó encima una pared mientras realizaba tareas de desescombro. Falleció unos días después en el hospital debido a las graves heridas que sufrió.
Vista desde la calle Rualasal
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