jueves, 9 de abril de 2020

Un poco de historia (LXXXIV)

La dársena de Puertochico

A medida que se iba trabajando en el Ensanche de Santander hacia el este, se iban redactando nuevos proyectos sobre cómo deberían desarrollarse las zonas aún sin urbanizar. Por ejemplo, en 1853 el ingeniero Máximo Rojo presenta el proyecto "Prolongación de los muelles de Calderón y Nueva Población", que propone prolongar el muelle de Calderón y construir dos nuevas manzanas de edificios y la construcción de nuevos servicios portuarios. En 1862 otro ingeniero, Mateo Obregón, presenta un proyecto llamado "Puerto de Santander. Proyecto de la prolongación del muelle de Calderón y de una dársena abierta", que asume las manzanas de edificios propuestas por Rojo y propone construir una dársena abierta al final del muelle de Calderón.

Dragado en la dársena (1890)
Puertochico (1909)

El 21 de abril de 1885 una Real Orden autoriza a José de Lequerica a ampliar una pequeña dársena situada al este del Ensanche a partir del proyecto de Mateo Obregón de 1862, y frente a las nuevas calles trazadas por Alejandro del Valle. La dársena tiene una longitud de unos 450 metros y unos 100 de anchura. Dependiendo de la marea, su calado oscila entre 3,5 y 1,5 metros. El objetivo inicial de la dársena era principalmente facilitar las labores de los barcos pesqueros, aunque también atracaban en ella pequeños barcos mercantes.


A partir de los años 40 la actividad pesquera de la dársena se fue trasladando al nuevo Poblado Pesquero, quedando la dársena como refugio de barcos recreativos y deportivos.

Puertochico (1947)
(Autor: Ramón García Ortiz)

En los años 40 se construyó en el espigón sur de la dársena una estructura con dos tolvas y una pequeña grúa. Junto a ella atracaban gabarras cargadas de arena procedente del dragado junto a El Puntal. La grúa descargaba la arena, que la vertía en las tolvas bajo las cuales se situaban camiones que llevaban la arena a obras en construcción. Esa arena fue muy utilizada en las obras de reconstrucción de Santander después del incendio de 1941. La tolva fue un elemento muy característico de la zona hasta su derribo a finales de los años 80.

Tolva de arena (años 70)
Puertochico (años 50)

En torno a la dársena se podían ver escenas muy típicas de un puerto pesquero, como las pescaderas cargando sus cestos y carpanchos con el pescado recién descargado de los barcos, las redes de los barcos tendidas a lo largo del muelle secándose y las rederas reparándolas... Otros personajes típicos de la zona eran los raqueros, chavales huérfanos o de condición humilde, que se bañaban generalmente desnudos y se tiraban al agua a recoger las monedas que les tiraba la gente. José María de Pereda los retrata magistralmente en su gran obra "Sotileza".

Puertochico (años 60)
Puertochico (años 70)


Un poco de historia (LXXXV). La limpieza de la ciudad
Un poco de historia (LXXXIII). La calle Castilla



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