sábado, 24 de febrero de 2018

El otro Santander (XI)

La calle Cuesta


Es una pequeña calle peatonal situada frente al Ayuntamiento pero que suele pasar desapercibida para quien pasa frente a ella. Hoy en día, además de los locales de hostelería, apenas quedan comercios. Al final de la calle hay unas pequeñas escaleras que la comunican con la Cuesta del Hospital.

Recibió su nombre en 1845, y recuerda a Antonio Cuesta, un famoso boticario del Santander del siglo XIX que tenía una botica en la calle Atarazanas y en cuya rebotica se reunían en tertulia los intelectuales de la época. En 1882 surgió el proyecto de abrir un túnel al final de la calle, bajo las calles Rúa Mayor y Rúa Menor, para comunicar la calle Atarazanas con la plaza de Las Navas de Tolosa y las estaciones de ferrocarril. Debido al desnivel con la Cuesta del Hospital, los bajos de los edificios se convirtieron en almacenes, bodegas, cafés-cantantes y tablaos flamencos, muy frecuentados por los soldados que esperaban a ser embarcados a Cuba y por los que eran repatriados.

Calle Cuesta (1968)

Ya en el siglo XX, el periódico liberal La Montaña tuvo su rotativa en esta calle. En el local del fondo de la calle estuvo a punto de abrir una sala de cine la familia propietaria del mismo, pero no llegó a un acuerdo con el inquilino, un bodeguero y tonelero. A mediados de los años 60 se estableció en ese local la sala "La Belle Epoque", una sala de baile, antecesora de las discotecas, que se mantuvo hasta los años 80 y que mucha gente aún recuerda. Otros locales muy recordados son el "Mesón de la Tortilla", "El Toboso" y, sobre todo, "La Casona", propiedad de "el pobre Chus", y que era un pequeño museo por la cantidad de objetos de todo tipo que adornaban el local, incluidos cuadros de Dalí, Miró y Fernando Calderón. Al igual que hoy en día muchas zonas de la ciudad tienen su propio ambiente, la calle Cuesta también tuvo el suyo, muy animado tanto a la hora del aperitivo como por la noche.

Bajo las escaleras que comunican la calle con la Cuesta del Hospital hubo durante muchos años unas taquillas en las que se podían comprar entradas para los partidos del Racing, los circos que venían a la ciudad y otros espectáculos.

La calle Cuesta en la actualidad



El otro Santander (XII). El pasadizo Sarasola
El otro Santander (X). La avenida de Maura



lunes, 19 de febrero de 2018

Un poco de historia (LXXI)

La calle Casimiro Sainz


La actual calle Casimiro Sainz empezó siendo un terreno por el que discurría el arroyo de Molnedo, que recogía las aguas provenientes de la vaguada de Tetuán. Junto al cantil de la bahía estaban la fuente llamada "de los diez caños" y la aguada que abastecía los barcos de pesca. En 1784 el empresario Francisco de Gibaja construyó allí la planta de blanqueado de su fábrica de hilados. En 1832 se construyó un lavadero público y, a medida que la ciudad y los muelles se extendían hacia el este, Molnedo fue cambiando su fisonomía y varias fábricas de salazones se instalaron en el lugar. El lugar de Molnedo fue oficialmente reconocido como calle en 1842.


Calle Casimiro Sainz (1925)

Los avances urbanísticos provocaron que los mareantes del Cabildo de Abajo tuvieran que trasladarse a la zona de Molnedo, lugar que conoció su máximo auge al construirse la dársena de Puertochico. Molnedo y sus alrededores, especialmente el barrio de Tetuán, se convirtieron en lugar de residencia de pescadores, dando al lugar un carácter único. En 1894 se construyó la Almotacenía, donde se vendía el pescado que traían los barcos que atracaban en Puertochico. Las pescadoras con sus carpanchos en la cabeza, las rederas, los pescadores, los raqueros, etc., enseguida se convirtieron en parte fundamental del paisanaje de la zona.

Almotacenía de Puertochico
Pescadoras en la Almotacenía de Puertochico

En 1915 el Ayuntamiento cambió el nombre a la calle y la bautizó como Casimiro Sainz, en homenaje al pintor nacido en Matamorosa. Con el traslado de los pescadores al nuevo Poblado Pesquero en los años 50-60 se acabó con el carácter de Molnedo. En los terrenos donde estuvieron las fábricas de salazón se construyeron el edificio de la Diputación Provincial en 1935 (inaugurado en 1937 y derribado en 2009) y los cines Reina Victoria y Popular Victoria. En los terrenos ocupados por los cines, una vez cerrados éstos, se establecieron el Garaje Loriente y una comisaría de la Policía Nacional.

Calle Casimiro Sainz
Calle Casimiro Sainz (1972)

En los años 80, después de llevar cerrado un tiempo, se decidió trasladar el edificio de la antigua Almotacenía a un terreno situado en la acera de enfrente y a unos metros de distancia. Una vez reconstruido el edificio se convirtió en el actual Centro Cultural Doctor Madrazo. El nombre es un homenaje al doctor Enrique Diego Madrazo, conocido cirujano cántabro fundador del Sanatorio Madrazo, centro hospitalario que se encontraba en la calle Santa Lucía.

Antigua sede del Gobierno de Cantabria (2009)

En los años 90 se construyó un túnel que unía Las Llamas con Puertochico bajo la ladera del Alta. Sin embargo no fue el primer proyecto para construir un túnel, ya que en 1959 el ingeniero de Obras Públicas Eiriz Beato entrega en el Ayuntamiento el proyecto de un túnel que comunicaría Molnedo con Las Llamas.

La actual calle Casimiro Saiz termina en el cruce con la calle Santa Lucía. A partir de este punto en adelante la calle recibe el nombre de San Emeterio, uno de los dos santos patronos de la ciudad junto a San Celedonio.




Un poco de historia (LXXII). La calle Santa Lucía
Un poco de historia (LXX). El paseo de Pérez Galdós

martes, 16 de enero de 2018

La fuente luminosa

Sois bastantes los que, a través de comentarios y de correos, habéis mostrado vuestro interés y me habéis preguntado por la fuente que había en la plaza del Ayuntamiento. Por lo que decís, deduzco que no la llegasteis a conocer y sólo la habéis visto en fotos o alguien os ha hablado de ella.

1962

En 1962, al mismo tiempo que empezaron las obras de ampliación del Ayuntamiento y de la nueva plaza, también se empezó a construir una fuente que la adornara. El alcalde de la ciudad entonces era Manuel González-Mesones y Díaz.

1964
1965
(Autor: Pablo Hojas Llama)
(Imágenes procedentes del Centro de Documentación de la Imagen de Santander)

La fuente fue donada a la ciudad por la Caja de Ahorros de Santander, como se llamaba entonces la entidad, e inaugurada oficialmente en 1965. Tenía varios juegos de agua y por la noche se iluminaba, por eso era conocida como "la fuente luminosa".



En los primeros años ochenta la plaza fue remodelada para construir un aparcamiento subterráneo, por lo que la fuente fue retirada y sus piezas fueron llevadas a un almacén municipal. Actualmente está instalada en El Sardinero, en una rotonda junto al Parque de Mesones.


En 1973 se instaló en ella un pebetero con una antorcha con cuyo encendido dieron comienzo los Juegos Deportivos del Cantábrico, que ese año se celebraron de nuevo en Santander. Éstos eran una competición deportiva en la que participaban deportistas de las provincias de La Coruña, Lugo, Asturias, Santander (así se llamaba entonces la provincia), Vizcaya y Guipúzcoa. Tuvieron lugar desde 1964 hasta 1975 y comprendían competiciones de atletismo, natación, ciclismo, baloncesto, balonmano, voleibol, halterofilia, hockey sobre hierba, judo, patinaje, piragüismo, remo, tenis y tiro. A los tres ganadores en cada deporte les entregaban medallas de oro, plata y bronce. Los primeros Juegos se celebraron en Santander del 12 al 19 de julio de 1964.


martes, 26 de diciembre de 2017

Aquellas Navidades

Como otros años, vamos a recordar algunos aspectos de la Navidad en el Santander de hace años. Esta vez vamos a ver el lado más solidario de la Navidad.

Casa de Caridad (1925)
Sanatorio Infantil de Santa Clotilde (1954)

Las fotos anteriores, aunque no son de muy buena calidad, especialmente la de la izquierda, corresponden a visitas que SS.MM. los Reyes Magos hicieron a los niños más necesitados y enfermos en 1925 y 1954, respectivamente.

Antes de que la televisión llegara a los hogares y se convirtiera en la dueña absoluta, la radio era quien mandaba. Todos recordamos programas y locutores que pasaron a la historia. Era raro que en Navidad ninguna emisora hiciera programas especiales con sorteos para recaudar dinero para los niños enfermos, los ancianos de algún asilo, los más necesitados, etc. Los seguidores del blog de más edad seguro que recuerdan a Arturo Moreno, el locutor de Radio Santander, "La voz de La Montaña". En la siguiente foto se le puede ver en un programa especial a favor de los niños del Sanatorio Infantil de Santa Clotilde emitido el 4 de enero de 1956.

(Autor: Fotografía Mazo)

Todas las Navidades, desde 1966 hasta 2008, tenía lugar en Santander la recordada "Operación Duro", organizada por la Peña Bolística "La Carmencita". Era muy característico ver junto a los guardias urbanos (como se les llamaba entonces) que dirigían el tráfico pequeños puestos en los que recogían dinero destinado al Asilo de la Caridad, como se puede ver en la siguiente foto tomada en Cuatro Caminos.

(Autor: Fotografía Mazo)

En la siguiente foto se puede ver la cesta de Navidad de un sorteo realizado por la Cooperativa Alcosant. El dinero obtenido por la venta de papeletas seguramente iba destinado también a obras benéficas.


En Navidad los trabajadores de determinadas profesiones (carteros, barrenderos, guardias, serenos, conductores, etc.) pedían el aguinaldo a los vecinos, clientes, etc. Éste normalmente consistía en dinero, un regalo, etc., que la gente les daba por Navidad. Muchos guardias urbanos también colaboraban recogiendo donativos para centros benéficos, asilos, etc., mientras dirigían el tráfico.




jueves, 21 de diciembre de 2017

Un poco de historia (LXX)

El paseo de Pérez Galdós


Ya en el siglo XVIII existía un camino que comunicaba el Alto de Miranda con La Magdalena y que pasó a formar parte de la red de caminos creada por el mariscal don Juan de Pignatelli para defender la ciudad en caso de desembarco francés. Estos caminos comunicaban los castillos y baterías dispuestas a lo largo de la costa, desde Liencres hasta San Salvador de Hano, en La Magdalena, y permitían el transporte rápido de tropas, armas y pertrechos de una batería a otra.

Este camino atravesaba la finca denominada "La Alfonsina", que se extendía, aproximadamente, de Miranda a la plaza del Pañuelo. El nombre se le debe al infante don Alfonso, futuro Alfonso XII. Debido a las continuas visitas de Isabel II a partir de 1861 para pasar el verano en Santander, el Ayuntamiento donó a la reina dicha finca para que construyera en ella una residencia real para pasar en ella los veranos. Sin embargo, la finca fue incautada por la Junta Revolucionaria en 1868, por lo que el Ayuntamiento inicia el proceso para intentar recuperarla. Además, muchos de los terrenos que formaban la finca eran particulares y sus dueños demandaron al Ayuntamiento por disponer de los mismos sin su consentimiento. Con el tiempo los dueños fueron recuperando sus terrenos. Fue a partir de 1877 cuando este camino, una vez perdida su primitiva función militar, comenzó a transformarse y convertirse en un bonito paseo hasta El Sardinero.

Vista del paseo en 1885

En el verano de 1871 llega a Santander por primera vez Benito Pérez Galdós, atraído por la lectura de "Escenas montañesas", de José María de Pereda, y para documentarse para algunos de sus "Episodios nacionales". Aunque tenían diferencias políticas, Galdós y Pereda se hicieron grandes amigos. Como además de en verano también se quedaba algún invierno en Santander, Galdós construyó una residencia en el nuevo paseo. El chalé recibió el nombre de "San Quintín", como uno de sus Episodios, y fue inaugurado en 1892. Además de su residencia acabó siendo un pequeño museo ya que Galdós reunió en él los originales de sus obras, cuadros, recuerdos de su vida y otros diversos y valiosos objetos que se hizo traer de su casa de Madrid, y también fue lugar donde se celebraban tertulias literarias. El paseo recibió el nombre actual en 1908.

San Quintín

Para atraer el turismo que la Primera Guerra Mundial estaba alejando de los habituales destinos europeos en aquella época en 1916 se constituyó en Santander una sociedad cuyo objetivo era la construcción de un gran hotel similar a los grandes hoteles europeos, el Hotel Real. Además del hotel, dicha sociedad tenía planeada la construcción de otras infraestructuras para hacer más atractivo el verano en Santander. Entre éstas se encontraban el Hipódromo de Bellavista y el Gran Casino de El Sardinero. Para lograr sus propósitos la sociedad hizo una suscripción de acciones que encabezó el rey Alfonso XIII.

Hotel Real

Poco a poco el paseo se fue llenando de casas señoriales. El empresario y naviero Leopoldo Pardo1 construyó en 1915 "El Promontorio", junto al Hotel Real, que pocos años después fue comprado por Marcelino Botín. La familia Maza construyó "Quinta Maza", actualmente propiedad de la Fundación Botín, que también posee "El Promontorio" y "Villa Iris". La familia Ocharan construyó una bonita residencia que tenía un pequeño observatorio astronómico. Desgraciadamente dicha residencia ya no existe. Otro bonito chalé que se puede ver en este paseo es "La Casuca", de 1916.

El Promontorio
Residencia de la familia Ocharan

La Casuca

A partir de 1912 empezó a circular por el paseo un ramal del tranvía de Miranda que, partiendo de Miranda, bajaba por el paseo de los Infantes y por el camino de Pontejos, seguía por la avenida de Castañeda a la plaza del Pañuelo y por la avenida de Reina Victoria volvía al paseo, por donde subía a Miranda. En 1935, en unos terrenos situados frente a "Quinta Maza", se establecieron Las Esclavas del Sagrado Corazón, que abrieron el colegio que aún existe.

Colegio de Las Esclavas


1 Leopoldo Pardo fue un empresario que creó depósitos de madera y otras empresas en la zona de Maliaño a medida que se iban construyendo los nuevos muelles. También fue un importante naviero. Tiene una calle dedicada en Santander. Es una calle paralela a Antonio López que va desde Marqués de la Hermida hasta Ruiz Zorrilla.


Un poco de historia (LXXI). La calle Casimiro Sainz
Un poco de historia (LXIX). El Fuero de Santander

jueves, 7 de diciembre de 2017

Santander desde el aire (I)

Hoy en día, debido sobre todo al uso de drones, las fotos aéreas son tan fáciles de hacer que nos parecen algo habitual. Sin embargo, hace muchos años una foto aérea era algo extremadamente difícil de hacer, sobre todo fuera del ámbito militar. Apenas había aviones, los equipos fotográficos eran grandes, pesados y difíciles de manejar en el reducido espacio de la cabina de un avión. Aún así, muchos fotógrafos se animaron a subir a un avión y hoy podemos disfrutar de unas maravillosas fotos aéreas que son documentos gráficos muy valiosos que nos sirven para ver cómo era Santander y cómo ha ido cambiando con el paso de los años.

Aunque ya dediqué un pequeño artículo a este tema, me parece interesante dedicar más artículos con más fotos para ver cómo era Santander desde el aire. Vamos a empezar nuestro vuelo viendo cómo era el centro de Santander antes del incendio de 1941.


En la foto superior de la izquierda se ve perfectamente la plaza de Farolas, con los tranvías circulando por ella, el edificio de la Aduana y la plazuela del Príncipe detrás, la calle de La Ribera, etc. Por desgracia, excepto Correos, el Banco de España, el Instituto Santa Clara (se puede ver en la parte superior) y el primer edificio del paseo de Pereda (el que está, en la foto, a la derecha de la Aduana), todos los demás edificios y calles que se ven en la foto desaparecieron en el incendio. La otra foto muestra parte del Santander que se salvó del fuego: el Muelle, el ensanche, Puertochico, el Alto de Miranda, etc. Se puede ver también la barcaza de los baños flotantes y que aún no se había construido el Club Marítimo.

Del centro de la ciudad nos vamos a El Sardinero y en la siguiente foto tenemos una vista de la actual avenida de Reina Victoria. Podemos ver cómo eran esta avenida, el paseo de Pérez Galdós, la zona de San Martín, la playa de Los Peligros, etc. También podemos ver parte de El Sardinero.


En nuestro viaje aéreo llegamos a El Sardinero, como podemos ver en las dos imágenes siguientes.

1920
1955

La foto de la izquierda es de 1920 y lo primero que podemos ver es la capilla de San Roque (derribada en 1936) entre las playas de La Concha y Primera. Se puede ver que aún había pocas casas. La foto de la izquierda es de 1955 y se puede ver la actual avenida de Los Castros y la cantidad de terrenos que había en el Alto de Miranda, la ladera norte del paseo del General Dávila, Las Llamas, etc. Aunque la foto no es de buena calidad, al fondo se puede apreciar la peña de Peñacastillo.

En la siguiente foto se puede ver la avenida de Manuel García Lago cuando empezó a construirse el complejo hostelero del "Chiqui".

Años 60

A la izquierda de la foto se puede ver parte del edificio de la Escuela de Turismo "Altamira", el único que aún existe de los que salen en la foto. Todo eran campos y prados en los que había ganado, no como ahora.

De El Sardinero nos vamos al otro extremo de la ciudad, a Cuatro Caminos, como podemos ver en la siguiente foto.

Años 60

La foto corresponde a los primeros años 60, y se puede ver que la calle Camilo Alonso Vega aún no existía. También se puede ver el matadero municipal donde hoy está la plaza de México. En la esquina superior izquierda se puede ver la ladera norte del paseo del General Dávila, detrás del colegio La Salle. Siguiendo los árboles de la Alameda de Oviedo se pueden ver las casas de las calles San Fernando, Floranes, etc., y la fábrica de cerveza "La Cruz Blanca".

La siguiente foto muestra cómo era en sus orígenes el Barrio Pesquero. En la foto también se pueden ver la anterior lonja y los almacenillos derribados hace unos años.


Se puede ver que en las calles Castilla y Marqués de la Hermida apenas había edificios, no como ahora. Arriba, a la derecha, se puede ver el grupo de viviendas Pedro Velarde.

La foto más interesante tal vez sea la siguiente, por lo poco conocida que es. Es una foto anterior a 1936 en la que se pueden ver las dos estaciones que había en Santander: la Estación de la Costa (derribada en 1936) y la Estación del Norte.


Se puede ver el humo blanco de dos trenes en las vías de la calle Castilla, así como la iglesia de los PP. Pasionistas. A la derecha, al final de la calle Calderón de la Barca, se pueden ver los andenes de la Estación del Norte, la parte superior del edificio de la estación y las naves de los Talleres Corcho. En primer plano se puede ver el muelle de Maliaño.


Santander desde el aire (II)


martes, 21 de noviembre de 2017

Un poco de historia (LXIX)

El Fuero de Santander


El 11 de julio de 1187 el rey Alfonso VIII de Castilla (1155-1214) otorgó el Fuero a la villa de Santander, sometiéndola al señorío de los abades de San Emeterio. Así se reconocía por primera vez la personalidad jurídica de las instituciones del Concejo y se confirmaba una serie de privilegios tendentes a favorecer su integración social y su potencial económico. Este poder adquirido por la villa costera se basaba en el Fuero de Sahagún (León) de 1152 y como tal contemplaba los preceptos fundamentales del mismo, entre los que cabe destacar la confirmación del señorío del abad sobre el pueblo, la igualdad de los vecinos, la exención del servicio militar y la libertad de comercio, así como otra serie de privilegios de carácter administrativo, penal y fiscal.

Alfonso VIII de Castilla y su mujer Leonor Plantagenet

El contenido del Fuero de Santander es el siguiente:

A presentes y venideros sea manifiesto y sabido que yo Alfonso, por la gracia de Dios rey de Castilla y de Toledo, en uno con la reina Leonor mi esposa, de grado y con voluntad entera, os hago carta de donación y establecimiento de fueros y costumbres, ahora y siempre valedera, a vos el Concejo de la villa de San Emeterio.

Y así os doy y os otorgo para vuestra vivienda la villa de San Emeterio, con sus entradas y salidas por mar y tierra; que la poseáis para siempre por derecho hereditario vosotros y vuestros sucesores.
  1. Primeramente: os doy y os otorgo igual derecho para todos, y que todos viváis debajo de un fuero.
  2. No tengáis por Señor a nadie más que al Abad, o a quien él en su lugar os pusiere cuando anduviere ausente de la villa.
  3. Así el noble, como otro quienquiera de cualquiera dignidad que sea, que habitare casa propia o ajena dentro de la villa de San Emeterio, haya el fuero y no otro que el fuero mismo de los vecinos de la villa.
  4. Quien tomare o comprare un solar en la villa, pague al Abad un sueldo y dos dineros al sayón.
  5. Cuando un solar se dividiere por suerte o venta entre varios hombres, pague cada cual su censo; y cuantas porciones de solar o solares fueren juntos en uno, sin separación de otra heredad ni camino por medio, paguen un censo único.
  6. Si alguien quisiese alojarse por fuerza en vuestras casas, el señor de la casa, con ayuda de los vecinos, arrójele fuera, y si se resistiera y fuese herido en la demanda, nada se peche por ello.
  7. Haya en la villa un solo merino, vecino y con aposento en ella, y vasallo del Abad, puesto por mano del mismo Abad con acuerdo del Concejo.
  8. El Señor de la villa, esto es, el Abad, perciba un sueldo anual de censo por cada solar; el que haya de recoger el censo, comience su cobranza quince días pasados de la Natividad del Señor; y reciba de cada uno prendas por el doble del censo; y si el dueño de la prenda no la recobrase dentro de un mes, desde que fuere pregonada, pierda la prenda.
  9. Los hombres de la villa vendan pan, vino y sidra, y cuantas otras cosas quisieren vender, con derecha medida y libertad entera, adonde, cuando y de la manera que quisieren.
  10. Quien no fuere vecino de la villa no venda al menudo de las mercaderías de paños que trajere por mar, sino a vecinos de la villa, y si lo vendiere a forastero, peche diez sueldos.
  11. Quien por fuerza entrare en casa de otro, peche sesenta sueldos al Abad, y otros sesenta al dueño de la casa, además de las heridas y daños que causare.
  12. Merino ni sayón no entren a prender en casa alguna cuando el dueño de la casa presentare fiador que sea de recibir; y si el merino o el sayón menospreciare el fiador, y por querer tomar la prenda fuese herido, nada se peche por ello.
  13. Si el dueño de la casa no presentare fiador, y tomase la prenda el merino o el sayón, presente por lo menos dos testigos de ello, y al otro día tómele cinco sueldos.
  14. Deuda confesada en presencia del merino o del sayón, páguese de contado, o dé prendas el deudor que valgan la deuda.
  15. Ni merino ni sayón hagan pesquisa por golpes u otras faltas, si no se les presentare querella por ello, salvo caso de muerte o herida mortal que pueden pesquisarse por sí, según fuero de la villa.
  16. El homicida manifiesto peche trescientos sueldos.
  17. Traidor probado y ladrón notorio pasen a juicio del merino y del Concejo; sus bienes sean del Abad, mas de ellos restitúyase al robado cuanto valiere el robo.
  18. Quien usare de armas contra el vecino, peche al Abad sesenta sueldos.
  19. Si fueren muchos los armados, uno dé por todos fianza de cinco sueldos; y el convicto peche sesenta sueldos al Abad.
  20. Si vecino pleiteare con vecino sobre una casa, den fianza de sesenta sueldos cada uno, y el vencido en el juicio págueselos al Abad.
  21. Si hombre de fuera demandare casa de un morador de la villa, dé al Abad fianzas por sesenta sueldos y al dueño de la casa por el doble de la misma casa, y si el demandante fuere condenado peche sesenta sueldos al Abad, y dé al dueño otra casa tal y en semejante lugar de la misma villa.
  22. Todo pleito que hubiere de sentenciarse sobre prendas entre forastero y vecino de la villa, senténciese dentro de la villa, sin salir fuera para ello.
  23. A quien dijere falso testimonio no se le dé más fe, y peche al Abad sesenta sueldos, y el querellante recobre su acción, queréllese de nuevo y haya su derecho.
  24. Los hombres de la villa no salgan a hueste sino cuando el Rey estuviere cercado; ni paguen portazgo alguno en la villa ni en su puerto, vengan de donde vinieren, por mar o por tierra.
  25. Si roturaren tierras y las labraren en término de tres leguas de la villa y plantaren viñas e hicieren huertos y prados y molinos y palomares, háyanlo todo por su heredad y hagan de ello lo que quisieren, y sírvanse con ello donde estuvieren y paguen censo por sus casas.
  26. Por muerte del muerto en sedición dentro de la villa, los más cercanos de sus parientes indaguen por derecha pesquisa el matador entre los ofensores del muerto, y no hallándole por pesquisa derecha, el sospechoso sálvese por sí con juramento y no haya más.
  27. Ténganse treguas en la villa de esta manera: los sediciosos den por una y otra parte fiadores en mil sueldos; y córtese el puño diestro a quien las treguas rompiere; de estos mil sueldos perciba quinientos el Abad, cuatrocientos el Concejo, ciento el herido y esté la fianza en poder del Concejo.
  28. Quien diere prendas sobre una heredad, y al cabo del año no las redimiere, piérdalas.
  29. Hombre de la villa que causare muerte o herida defendiendo lo suyo nada peche por ello.
  30. Si hombres de la villa no pudieren entre sí concertarse en juicio, pleito o fianza, acudan a la villa de Sahagún y obren tal y como los hombres de la villa de Sahagún les dijeren.
  31. Si a la villa de San Emeterio aportase nave rota y náufraga, nadie tome cosa de cuanto la nave encierre y tuviera dueño averiguado, ni sea osado de hacerle fuerza.
  32. Quienquiera que osare infringir o menguar esta mi carta haya la ira de Dios plenamente: peche en coto a la parte del Rey mil libras de oro purísimo y restituya el doble del mal que hubiere hecho.

Hecha esta carta en Burgos, año de 1187, a once de julio.

Y yo el Rey Alfonso, reinante en Castilla y en Toledo, robro y confirmo de mi puño esta carta.
 
Confirman: Gonzalo, Arzobispo de la Iglesia de Toledo primada de las Españas. Martín, Obispo de Burgos. Arderico, Obispo de Palenca. Martín, Obispo de Sigüenza. Rodrigo, Obispo de Calahorra. Gonzalo, Obispo de Segovia. Domingo, Obispo de Ávila. El Conde Pedro. El Conde Fernando, Alférez del Rey. Rodrigo Gutiérrez, Mayordomo de Palacio. Diego Jiménez. Gómez Gracia. Pedro Fernández. Álvaro Rodríguez. Ordoño Carcía. Gonzalo Qupellini. Pedro Rodríguez de Guzmán. Lope Díaz, Merino del Rey en Castilla.
 
Sello de Alfonso Rey de Castilla. Yo Maese Miguel, notario del Rey, lo escribí en presencia del Canciller, Gutierre Ruiz, o Rodríguez.

En la avenida de Alfonso XIII, frente a la cafetería del Hotel Bahía, se encuentra el monumento al Fuero de Santander, obra del escultor cántabro Jesús Otero e inaugurado el 30 de agosto de 1987. Alfonso VIII de Castilla tiene dedicada una calle en Santander.

En la página web de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes se puede leer el texto en su redacción original en latín, así como su traducción.


Un poco de historia (LXX). El paseo de Pérez Galdós
Un poco de historia (LXVIII). El ensanche de Santander

domingo, 19 de noviembre de 2017

Arte en las fachadas (III)

Si damos un paseo hasta la playa de Los Peligros podemos ver los siguientes murales.

Calle Gamazo
(Autor: Alfredo Santos)
Calle Severiano Ballesteros
(Autor: Daniel Verbis)



Calle Severiano Ballesteros
(Autor: Rosh333)


Arte en las fachadas (IV)
Arte en las fachadas (II)


viernes, 3 de noviembre de 2017

Aniversario de la tragedia

Hace 124 años, el 3 de noviembre de 1893, el vapor Cabo Machichaco, atracado en el muelle de Maliaño sufrió el incendio de unas garrafas de ácido sulfúrico que llevaba a bordo. Unas horas más tarde, el fuego afectó a unas cajas de dinamita no declaradas. Esto produjo una gran explosión que destruyó edificios de las calles Calderón de la Barca y Méndez Núñez, destruyó un tren que salía de la estación hacia Solares, mató a unas 600 personas y dejó unos 2.000 heridos.

El vapor Cabo Machichaco ardiendo en el muelle de Maliaño

Grabado que recoge el momento de la explosión del vapor Cabo Machichaco

En la remodelación de la Estación Marítima que se llevará a cabo el próximo año está prevista la instalación de una exposición permanente de documentos, objetos, restos del barco, etc.